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PROUST. ADORACIÓN PERPETUA
Fundación CasaTeatro El Poblado
PROUST. ADORACIÓN PERPETUA

PROUST. ADORACIÓN PERPETUA

11/09/2024
Sat 8:00 PM
CasaTeatro El Poblado
Carrera 47 B 17 B sur 30, Medellín
from COP 25,000.00
The sale has ended

Pintura de errores que nos invita a buscar la Verdad revelada a través del Arte, de la vida sensible de las cosas y sus infinitas variables en emociones tan complejas como la felicidad y el sufrimiento; sin olvidar el amor como signo embustero y también epifanía de verlo todo como la primera vez y respirar el todo como si fuese la última oportunidad

-Actor, adaptador y director que ha perdido su tiempo buscando una vocación que anuncia una desilusión: Sergio Dávila Llinás.

-Elstir pinta lo que ve y no lo que sabe: Sergio Dávila Forero.

-Somos la música mientras la música dure: Éric Satie. Gnossienne nº 5; Reynaldo Hahn. Un cloris; Ricardo Wagner. Ritt der Walküren

-Un sombrero o un traje puede tomar la forma de una mariposa, un penacho azabache, o un par de alas de oro: Mon & Velarde.

-Baile de máscaras y cabezas: Darcy Daniela Vargas

- Una novela río entendida como una distancia: À la recherche du temps perdu de Marcel Proust

- La verdadera riqueza no se encuentra en el dinero, sino en las experiencias y los momentos compartidos con los seres queridos: CasaTeatro El Poblado y teatroescarlata

- Proust es muy largo y la vida demasiado corta: 110 minutos

- Intermitencias del corazón: 10 minutos

-Agradecimientos: Laura Restrepo, Óscar González y Carlos Mario Pineda.

¿Cómo alcanzar la verdad de Marcel Proust sin perder el aliento?

Es sabido que a Proust la originalidad de su larga frase llena de incisos y analogías, además y sobre todo, de la extensión de su gran novela, le creó serias dificultades para conseguir publicar y ser leído al inicio del primero de los siete volúmenes de “ A la busca del tiempo perdido”. Con el paso del tiempo, si bien se ha hecho célebre y famoso por el episodio de la Magdalena, el recuerdo proustiano a través de la memoria involuntaria, el cuestionario Proust en la revista Vanity Fair y sus aciertos sobre los aromas y sabores que al día de hoy son avances sobre estudios neurológicos, pues el olor y el sabor se reconocen como fundamentos de la memoria que ejercen de reguladores de nuestras emociones.

En resumen, una fama que no implica popularidad, en otras palabras, su lectura sigue siendo un reto supuestamente para académicos y lectores avezados, su cercanía a un lector masivo ha estado siempre en evasiva, como casi todas las grandes novelas, sabemos de su existencia. , pero pocos se atreven a iniciar la aventura de leerla y por lo tanto, su representación seria acometer una peregrinación digna del camino de Santiago, un viaje edénico al paraíso perdido o un encantamiento que debe ser pronunciado en la suspensión mística del “buscador, que es al mismo tiempo, el país oscuro donde debe buscar”.

Este monólogo es una apuesta para acercar a Proust a un nuevo público y así generar ese vínculo con su lectura, tan necesario en tiempos de la inmediata, donde la experiencia de largo aliento en cualquier expresión artística es cada vez menos promocionada, debido al poco tiempo. que tenemos para nuestro ocio y lujo del espíritu, lujo que creo, es al fin de cuentas, el culmen de toda experiencia estética y por ende enaltece nuestra humanidad y memoria de especie. Pues este proyecto literario fue, como se dice popularmente del arte que no hace parte de las tendencias, un accionar sobre la nada que nos puede ayudar a comprender mejor las distancias que estamos obligados a recorrer para convivir en sociedad; y que nos hace ser mejores lectores e intérpretes de los signos que envuelven a los demás ya nosotros mismos; en otras palabras, una nada que hace del arte un vehículo para ampliar nuestro horizonte al ponernos a percibir otras realidades y diferencias, cualidad tan necesaria en estos tiempos polarizados y bélicos.

El premio nobel Anatole France dijo a cerca de Marcel Proust, que la vida era demasiado corta y su escritura era demasiado larga, entonces ¿por qué perder nuestro tiempo leyéndolo? Y respondo como el Narrador en su novela, porque el tiempo perdido es el instante pasado que nos conforme y constituye, es el jardín en donde los sueños logran sus más terribles flores y sus más hermosas pesadillas. Para agregar, hay en Proust un novísimo género literario, que junto a James Joyce y Virginia Wolff se conocería como una literatura del flujo de la conciencia cuyo fruto no caería muy lejos del árbol freudiano y que a su vez fortalecería el psicoanálisis. Es decir, el lenguaje de esta narrativa y por fin de esta obra, conforma el proceso epistemológico del último siglo, es el siguiente paso que dio Shakespeare al conformar la invención de lo humano en el teatro isabelino. Este hombre de la duda hamletiana es en Marcel Proust el hombre-mujer o mujer-hombre escindido por la ansiedad al pertenecer a un mundo que ya no responde a verdades, que duda de la seguridad que una vez brindando la religión, que se enfrenta a una sociedad competitiva y desigual. Proust nos confronta y revela las grietas de nuestra psique y nos regala un lenguaje vasto y rico para nombrarlas y al menos reconocerlas. Quizás no haya liberación, ni curación, pero si nos darán formas para hacer esos entrar problemas o dificultades en la luz de una nueva conciencia. Ahora bien, por qué llevar al teatro una adaptación de “A la busca del tiempo perdido”, que se vislumbra como un monologo farragoso para actuar y extenuante para observar, porque quizás pueda ayudarnos a recordar al observador atento, alegre y sin afanes que fuiste. en tu niñez, recobrar al joven que siente el amor como un juego de fantasmas intercambiables que brillan en la oscuridad, recobrar la solidez de tu madurez que es la piedra que está en el fondo de tu río que está en el fondo de tu alma, recobrar el olor de tus seres amados al volverse un perfume, una fragancia en el recuerdo, recobrar a tu narrador interior para escribir la bitácora de tus días y también podrías recobrar un poco del ser en trance de lenguaje insólito que medita sin mantras, sin las trampas de la fé, sin las religiones ni sectas, incluso meditar en el bullicio de la ciudad o en el bosque incendiado que se queda sin aire. Una anagnórisis del ser, un reconocimiento no de lo que haces, sino de lo que puedes ser: el cumplimiento de una vocación. Así como hay novelistas con pulmones de acero como Balzac que hacen frases cortas y Múltiples novelas, Proust es asmático de frases largas y una sola novela que estira infinitamente su frase como el nadador que, cruzando un río, intenta llegar a la otra orilla. Proust tiene miedo de morir cuando escribe, pero no tiene miedo de morir si su oración termina demasiado pronto.Es como una Sherezada que debe contar constantemente una historia para que el sultán que es ella misma no se corte la cabeza; es el Narrador proustiano, único escrito en mayúscula, que no piensa dejar que el insomnio le corte las ganas de soñar para volver a pensar en la pausa, frente a este tiempo sin descanso, para volver a hacer un ser análogo frente a este momento digital y de inteligencia artificial, para volver a la rumia Nietzscheana de la reflexión larga y meditada frente a este momento comunicacional breve de falsos aforismos en redes sociales que te envuelven en falacias y te apartan del silencio prolífico de la soledad.

Código PULEP: UWN431

Condiciones de admisión: Evento para todo público.

Etapas de preventa:

$10.000 agosto 2024

$15.000 septiembre 2024

$20.000 octubre 2024 y hasta 6 de noviembre

$25.000 desde el 7 de noviembre en adelante

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